El Partido Acción Nacional (PAN) conmemoró el 57 Aniversario del Voto de la Mujer, con la presencia de distinguidos panistas.
En el auditorio Manuel Gómez Morín, el secretario general del partido, Alfredo Rivadeneyra, destacó la acción de este género dentro del PAN desde sus inicios hasta la actualidad, ya que es el que ha contado con más mujeres dentro de sus Grupos Parlamentarios en el Senado y la Cámara de Diputados.
Además, dijo, durante 10 años de gobiernos panistas se han implementado políticas públicas para fortalecer su participación activa, y se logró la formación del Instituto Nacional de las Mujeres.
El secretario general del partido también exhortó a continuar con la inversión de los cuadros femeninos para que se distingan como pioneras de la lucha democrática.
En un mensaje videograbado, la consejera nacional Margarita Zavala expuso que la clave del desarrollo de los pueblos se encuentra en el progreso de las mujeres.
También resaltó que las políticas públicas dirigidas a este sector de la población se generaron con toda efectividad cuando Acción Nacional llegó al gobierno de la República.
A su vez la secretaria de Promoción Política de la Mujer, Blanca Judith Díaz, aseguró que el derecho al voto de la mujer se ha alcanzado implantar como una práctica a lo largo y ancho de nuestro territorio. Pero aún no se consigue abolir del todo su exclusión en los espacios de poder político.
Celebró que desde los comicios del 2009 entrara en vigor el sistema de cuotas de género bajo la fórmula 60/40. Sin embargo, propuso que se establezca una paridad de 50/50, en lo cual ya trabajan un grupo de legisladoras.
Díaz manifestó que la lucha de las mujeres continúa, ya que se debe insistir en su incorporación a los espacios de educación, formación, reflexión y uso y desarrollo de la inteligencia.
En el evento estuvieron presentes los consejeros nacionales vitalicios Blanca Magrassi y su esposo Luis H. Álvarez; así como las excandidatas a la gubernatura de Hidalgo y Tlaxcala, Xóchitl Gálvez y Adriana Dávila.
Editorial de la coordinadora Josefina Vázquez Mota
Un Estado no puede ser democrático sin la participación de las mujeres
Por Josefina Vázquez Mota
Coordinadora GPPAN
Los esfuerzos de las mujeres por alcanzar su reconocimiento en la administración pública en los tres órdenes de gobierno, en los congresos y en el Poder Judicial no se han cristalizado como quisiéramos. Aunque hemos obtenido logros, aún falta mucho por avanzar.
Por ello, hoy día no puede un Estado o país decirse democrático sin la participación de las mujeres en la toma de decisiones de su vida pública.
Lamentablemente, encuestas y estudios del INEGI e Inmujeres, demuestran que en pleno siglo XXI un gran número de mujeres siguen enfrentando la barrera de la desigualdad de ingresos, y el mito de que el trabajo doméstico es su exclusiva responsabilidad.
Hay razones y realidades que avergüenzan, que son inaceptables, que lastiman y exigen de todos nosotros, en primer lugar, la decisión de reconocer que son las niñas quienes sufren principalmente los abusos sexuales.
Que son las jóvenes a quiénes se coloca en el segundo o tercer lugar para acceder a oportunidades de estudio o trabajo frente a sus hermanos.
Que millones de mujeres viven en la oscuridad del analfabetismo y la ignorancia; que en su gran mayoría, las jefas de familia no cuentan con apoyos solidarios y de mínima justicia para el cuidado de sus hijos, para un mejor uso de su tiempo.
La sociedad mexicana debe reconocer que un sin fin de actividades comunitarias o de servicio no les significan a miles de mujeres ingreso alguno y se asumen como "obligatorias".
Las barreras más grandes y graves están en las objeciones evidentes y veladas para impedir a cientos de mujeres asumir posiciones en donde la toma de decisiones hace la diferencia. En las actitudes de dependencia y miedo se siguen transmitiendo como patrones "normales" de conducta para miles de niñas.
Realmente ha sido difícil ir avanzando, pues a la mujer le fue negada su condición ciudadana durante gran parte de la historia. No fue sino hasta mediados del siglo pasado que se le reconoció voz y voto.
Por eso me llena de orgullo decir que en Acción Nacional, desde su fundación las mujeres decidieron romper con la costumbre de permitir que se les minimizara y tomaron un rol protagónico que iba más allá de sus derechos políticos, es decir, se dedicaron a crear conciencia ciudadana.
Ya con representación en el Congreso de la Unión, en 1953, Acción Nacional hizo suya e impulsó una propuesta que Lázaro Cárdenas había presentado en 1937 para reformar la Constitución y se reconociera el derecho de las mujeres a ejercer el voto.
Y cuando digo que aunque hemos logrado mucho, todavía nos falta avanzar, es porque muchos gobernantes y personajes de la vida pública se resisten a reconocer el derecho de ciudadanas de las mujeres.
Tal como sucedió con Eufrosina Cruz en Oaxaca, quien hace tres años ganó la presidencia municipal del municipio zapoteca de Santa María Quiegolani, pero los hombres de su comunidad, amparados en sus usos y costumbres, no quisieron reconocer el derecho de la mujer de votar y ser votada.
Ante hechos como estos, cada día me convenzo más de que debemos continuar fortaleciendo nuestro derecho y libertad, como mujeres, para decidir, actuar y pensar.
La política, así como cualquier otra acción de la vida nacional, requiere de nuestra participación y por ella debemos seguir trabajando. No debemos permitir que se nos encasille o se nos limite, no debemos temer a lo que está por venir porque hoy, más que nunca, estamos claras que es el momento de seguir adelante.
Si de algo estamos conscientes las mujeres es de que necesitamos más audacia que fuerza para avanzar en tareas que fortalezcan nuestras oportunidades.
Necesitamos impulsar las agendas que son realmente fundamentales. Debemos detener, de una vez por todas, la impunidad y la corrupción, además de que democratizar la toma de decisiones y fortalecer las instituciones.
Nada nos han regalado. Cada centímetro de avance nos ha costado. Por eso no daremos marcha atrás. Por eso no deja de sorprender que a estas alturas del siglo XXI nos cuestionen sobre si México está preparado para que las mujeres asuman liderazgos relevantes.
Esa pregunta que jamás se haría entre varones, más aún cuando quienes cuestionan de este modo evitan preguntar a cerca de 6 millones de mujeres si son capaces de encabezar un hogar o minimizan que 7 de cada 10 hogares en nuestro país cuentan con el respaldo de ingreso producto del trabajo de las mujeres.
Consolidar y asegurar los avances logrados hasta ahora y ser las voces de las mujeres que desde la injusticia y dolor no tienen voces que se escuchen con poder, deben ser compromisos de cada legislador y legisladora.